Para una buena convivencia familiar es necesario que las familias establezcáis una serie de límites y normas a vuestros hijos e hijas. Esta tarea no es fácil, pero es muy importante para el adecuado desarrollo personal y social de vuestros hijos/as.
Los límites son aquellas advertencias y/o prohibiciones que están
directamente relacionadas con su seguridad; y, por lo tanto, su cumplimiento es innegociable. Indican
al niño/a hasta dónde puede llegar. Le ayudan a autorregular el impulso natural
que les empuja a conseguir lo que les es placentero y a entender que lo que
desean no siempre les beneficia, o puede ser injusto o perjudicial para otros.
Las normas ofrecen orientaciones y pautas de conducta que se establecen
para conseguir una dinámica familiar ordenada y una convivencia positiva. Vuestro
hijo o hija tendrá que aprender cuáles son las normas que le permitirán regir
su comportamiento, aceptar que no siempre es posible conseguir aquello que
quiere y aprender a respetar los puntos de vista y los derechos de las demás
personas.
A los niños/as les gustan los
límites y las normas ya que hacen que se sientan seguros y seguras. Es muy
común que en ocasiones intenten ponerlos a prueba para ver hasta dónde pueden
llegar para conseguir aquello que quieren. Cuando los niños/as fuerzan los
límites o las normas, es importante que las familias os mantengáis firmes y no cedáis.
Las normas y los límites no
son un medio para controlar a los niños/as o conseguir que éstos obedezcan a
los adultos, sino un método que les ayuda a integrarse en la sociedad
mostrándoles patrones de conductas socialmente admitidas y, por consiguiente,
también las que no lo son.
¿Cómo deben ser las normas?
1.
Ajustadas
a la edad y características personales del niño o niña.
Ejemplo: un niño de 4 años no
puede pasar todas las tardes dos horas sentado haciendo tareas escolares; sin
embargo, sí puede hacerlo su hermana de 10 años.
2.
Realistas: deben
ser posibles de cumplir.
Ejemplo: una niña de 3 años no
podría cumplir la norma genérica de tener ordenada y limpia su habitación
siempre. Es más realista que tenga la norma de recoger los juguetes cuando
termine de jugar.
3. Estables: deben aplicarse de
modo sistemático y no cambiarlas continuamente en función de vuestros propios
intereses o estado de ánimo, pues esto confundirá a vuestra hija o hijo y
restará valor a la norma.
Ejemplo: “primero hay que
hacer la tarea del colegio y después se juega”.
4. Esenciales: priorizar
las más importantes, ya que si se establecen muchas normas, es muy probable que
se agobie.
5. Razonadas: Hay
que explicar el sentido que tiene la norma para el bienestar del niño o de la
niña y de la familia.
Ejemplo: “Si respetamos el
turno de palabra para hablar, todas las opiniones serán escuchadas”.
6. Claras y específicas. La
norma debe establecer qué tiene que hacer, cuándo hacerlo, cómo hacerlo y qué
consecuencias supondrá su cumplimiento o incumplimiento.
Ejemplo: es preferible decirle
“debes guardar los juguetes cuando termines de usarlos” que decir “pórtate
bien”.
7. Cortas y en positivo. es
mejor plantearle lo que tiene que hacer en positivo, que enfocarlo como lo que
no puede hacer.
Ejemplo: “Comemos sentados” en
lugar de “no te levantes cuando comas” significa lo mismo y así no se asociarán
las normas con las prohibiciones.
8. Participativas.
Todos los miembros de la familia deben formar parte, en la medida de lo
posible, del establecimiento de normas para afianzar su compromiso con ellas.
Es mejor que sean negociadas y no impuestas, de esta manera las respetarán con
mayor naturalidad.
Consecuencias
si no se cumplen las normas
Si las familias establecéis
unas normas es importante ser coherentes y procurar su cumplimiento. En el caso en el que no se cumplan las normas,
debéis adoptar medidas para que su incumplimiento tenga consecuencias. Si no hay consecuencias, las normas y los
límites dejan de ser efectivos, se disipan y pierden su función. Pero peor aún
es cuando de forma arbitraria, unas veces tienen consecuencias y otras no.
De manera general para que una
consecuencia sea eficaz debe cumplir los siguientes requisitos:
·
Debe
ser inmediata, después de la conducta inaceptable de este
modo el niño/a la asociará a lo que ha hecho mal.
·
Tener
límites de tiempo: principio y final bien definidos. Las
consecuencias a largo plazo pierden efectividad.
·
Coherencia
entre palabras y actos. Si le pedimos al niño/a que no grite no
podemos hacerlo gritando.
·
Hacer
borrón y cuenta nueva. Si se incumple una norma y eso ha tenido una
consecuencia, volvemos a empezar de nuevo.
·
Evitar
sentir lástima. La sobreprotección o hacer por ellos las
tareas les no les ayuda, ya que indica que los niños/as no son capaces de
realizarlo ellos mismos.
·
Hablar
menos y actuar más. Una frase corta que indique la consecuencia
de la conducta (acción) es más eficaz que un sermón.
Para ampliar información:
http://si.easp.es/psiaa/wp-content/uploads/2014/07/cuidadores_arte_de_educar.pdf
https://familiaycole.com/wp-content/uploads/2014/06/02-folletos-no-hace-caso.pdf
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