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domingo, 13 de junio de 2021

Cómo establecer límites y normas en el hogar

Para una buena convivencia familiar es necesario que las familias establezcáis una serie de límites y normas a vuestros hijos e hijas. Esta tarea no es fácil, pero es muy importante para el adecuado desarrollo personal y social de vuestros hijos/as.

Los límites son aquellas advertencias y/o prohibiciones que están directamente relacionadas con su seguridad; y, por lo tanto, su cumplimiento es innegociable. Indican al niño/a hasta dónde puede llegar. Le ayudan a autorregular el impulso natural que les empuja a conseguir lo que les es placentero y a entender que lo que desean no siempre les beneficia, o puede ser injusto o perjudicial para otros.

Las normas ofrecen orientaciones y pautas de conducta que se establecen para conseguir una dinámica familiar ordenada y una convivencia positiva. Vuestro hijo o hija tendrá que aprender cuáles son las normas que le permitirán regir su comportamiento, aceptar que no siempre es posible conseguir aquello que quiere y aprender a respetar los puntos de vista y los derechos de las demás personas.

A los niños/as les gustan los límites y las normas ya que hacen que se sientan seguros y seguras. Es muy común que en ocasiones intenten ponerlos a prueba para ver hasta dónde pueden llegar para conseguir aquello que quieren. Cuando los niños/as fuerzan los límites o las normas, es importante que las familias os mantengáis firmes y no cedáis.

Las normas y los límites no son un medio para controlar a los niños/as o conseguir que éstos obedezcan a los adultos, sino un método que les ayuda a integrarse en la sociedad mostrándoles patrones de conductas socialmente admitidas y, por consiguiente, también las que no lo son.



¿Cómo deben ser las normas?

1.    Ajustadas a la edad y características personales del niño o niña.  

Ejemplo: un niño de 4 años no puede pasar todas las tardes dos horas sentado haciendo tareas escolares; sin embargo, sí puede hacerlo su hermana de 10 años.

2.    Realistas: deben ser posibles de cumplir.

Ejemplo: una niña de 3 años no podría cumplir la norma genérica de tener ordenada y limpia su habitación siempre. Es más realista que tenga la norma de recoger los juguetes cuando termine de jugar.

3.    Estables: deben aplicarse de modo sistemático y no cambiarlas continuamente en función de vuestros propios intereses o estado de ánimo, pues esto confundirá a vuestra hija o hijo y restará valor a la norma.

Ejemplo: “primero hay que hacer la tarea del colegio y después se juega”.

4.    Esenciales: priorizar las más importantes, ya que si se establecen muchas normas, es muy probable que se agobie.

 

5.    Razonadas: Hay que explicar el sentido que tiene la norma para el bienestar del niño o de la niña y de la familia.

Ejemplo: “Si respetamos el turno de palabra para hablar, todas las opiniones serán escuchadas”.

6.    Claras y específicas. La norma debe establecer qué tiene que hacer, cuándo hacerlo, cómo hacerlo y qué consecuencias supondrá su cumplimiento o incumplimiento.

Ejemplo: es preferible decirle “debes guardar los juguetes cuando termines de usarlos” que decir “pórtate bien”.

7.    Cortas y en positivo. es mejor plantearle lo que tiene que hacer en positivo, que enfocarlo como lo que no puede hacer. 

Ejemplo: “Comemos sentados” en lugar de “no te levantes cuando comas” significa lo mismo y así no se asociarán las normas con las prohibiciones.

8.    Participativas. Todos los miembros de la familia deben formar parte, en la medida de lo posible, del establecimiento de normas para afianzar su compromiso con ellas. Es mejor que sean negociadas y no impuestas, de esta manera las respetarán con mayor naturalidad.

 

Consecuencias si no se cumplen las normas

Si las familias establecéis unas normas es importante ser coherentes y procurar su cumplimiento.  En el caso en el que no se cumplan las normas, debéis adoptar medidas para que su incumplimiento tenga consecuencias.  Si no hay consecuencias, las normas y los límites dejan de ser efectivos, se disipan y pierden su función. Pero peor aún es cuando de forma arbitraria, unas veces tienen consecuencias y otras no. 

De manera general para que una consecuencia sea eficaz debe cumplir los siguientes requisitos:

·         Debe ser inmediata, después de la conducta inaceptable de este modo el niño/a la asociará a lo que ha hecho mal.

·         Tener límites de tiempo: principio y final bien definidos. Las consecuencias a largo plazo pierden efectividad.

·         Coherencia entre palabras y actos. Si le pedimos al niño/a que no grite no podemos hacerlo gritando.

·         Hacer borrón y cuenta nueva. Si se incumple una norma y eso ha tenido una consecuencia, volvemos a empezar de nuevo.

·         Evitar sentir lástima. La sobreprotección o hacer por ellos las tareas les no les ayuda, ya que indica que los niños/as no son capaces de realizarlo ellos mismos.

·         Hablar menos y actuar más. Una frase corta que indique la consecuencia de la conducta (acción) es más eficaz que un sermón.



Para ampliar información:

https://www.bienestaryproteccioninfantil.es/imagenes/tablaContenidos03SubSec/adima_DISCIPLINA%20Y%20AMOR.pdf

http://si.easp.es/psiaa/wp-content/uploads/2014/07/cuidadores_arte_de_educar.pdf

https://familiaycole.com/wp-content/uploads/2014/06/02-folletos-no-hace-caso.pdf

https://www.madrid.es/UnidadesDescentralizadas/Salud/Publicaciones%20Propias%20Madrid%20salud/Publicaciones%20Propias%20ISP%20e%20IA/PublicacionesAdicciones/ficheros/NormasyLimites.pdf

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